Objetivos por nivel

En este, nuestro primer nivel de enseñanza, nos proponemos un proyecto pedagógico que estimule el juego, la observación, la curiosidad y la experimentación para el logro de un aprendizaje duradero y progresivo.
Nos encargamos de que los niños y niñas aprendan según sus capacidades y potencialidades. Respetamos sus propios y particulares ritmos para que adquieran autonomía y confianza en sí mismos.
Cuidamos que las relaciones entre niños y niñas, educadores y familias se manifiesten en un clima de cordialidad y respeto para que la participación de todos en la experiencia educativa sea provechosa y constructiva.
Nos ocupamos de generar ambientes de aprendizaje estimulantes y placenteros para que cada niño y niña sea protagonista de su tarea de aprender.
Buscamos brindar seguridad y afecto para que cada uno de nuestros párvulos pueda explorar, sentir, expresar y escuchar con el debido respeto por sus derechos y el de los otros.

El objetivo central de 1º a 6º básico es desarrollar en los estudiantes el ‘aprender a aprender’ a través de la práctica de 5 elementos aparentemente simples: la retroalimentación efectiva a los estudiantes; el involucramiento activo del estudiante en su aprendizaje: que sepa qué está aprendiendo pero también cómo lo está aprendiendo; ajustar la enseñanza tomando en cuenta los resultados de la evaluación; reconocer el impacto que tiene la evaluación sobre la motivación y la autoestima de los estudiantes y que los estudiantes puedan autoevaluarse y entender cómo mejorar.
Usamos la evaluación para promover el aprendizaje
– Es consistente con la forma de enseñar y aprender y es parte esencial de ella.
– Involucra compartir y acordar metas de aprendizaje con los estudiantes.
– Ayuda a los estudiantes a reconocer lo que se espera de ellos/as, los niveles de logro que están tratando de alcanzar.
– Involucra a estudiantes a través de la auto-evaluación.
– Provee retroalimentación, la que ayuda a los estudiantes a reconocer sus próximos pasos y cómo realizarlos.
– Está basada en la confianza de que cada estudiante puede mejorar.
– Involucra a profesores/as y estudiantes, revisando y reflexionando sobre datos que entrega la evaluación.
En nuestras aulas esperamos ver
– Una clase cuya estructura es compartida por profesores y estudiantes.
– El/la profesor/a comparte el Aprendizaje Esperado con sus estudiantes e indaga lo que ya saben o saben hacer.
– El/la profesor/a enseña, relaciona y modela abordando los distintos estilos de aprendizaje de sus estudiantes.
– Los/as estudiantes trabajan en forma independiente y saben dónde están las cosas que necesitan y cómo obtener ayuda.
– Se observa y escucha cómo los/as estudiantes describen su trabajo y su razonamiento.
– Se hacen preguntas abiertas, fraseadas para invitar a estudiantes a explorar sus ideas y su razonamiento.
– Estudiantes que toman riesgos, cometen errores y los comparten para que todos puedan aprender de ellos.
– Profesores/as con altas expectativas de todos sus estudiantes, especialmente de su conducta y actitud.
– Se dan tareas que exigen al estudiante el despliegue de habilidades y la aplicación de ideas.
– Estudiantes con confianza en sí mismo y su capacidad de esfuerzo.
– Estudiantes que comunican su aprendizaje a través de dibujos, acciones, rolplay, mapa de conceptos y escritura.
– Estudiantes que discuten el significado de palabras y cómo se usan.
– Evaluando la clase y lo que aprendimos en ella.

En este nivel pretendemos que los/as jóvenes asimilen de forma significativa y crítica los elementos básicos de la cultura de nuestro tiempo y se preparen para ser ciudadanos capaces de desempeñar sus deberes y de ejercer sus derechos en una sociedad democrática; y también pretendemos sentar las bases para su posterior formación en diversos campos y modalidades.
A partir de los doce años se adquiere y consolida un tipo de pensamiento de carácter abstracto, que trabaja con operaciones lógico-formales y que permite la resolución de problemas complejos. Este tipo de pensamiento significa capacidad de razonamiento, de formulación de hipótesis, de comprobación sistemática de las mismas, de argumentación, reflexión, análisis y exploración de las variables que intervienen en los fenómenos.
En relación con el pensamiento abstracto formal, los/as estudiantes han de ser iniciados en el método y procedimientos del conocimiento científico, en el desarrollo de estrategias para la solución de problemas, en la asimilación de la información y en el pensamiento crítico.
La exploración y conocimiento de la realidad requiere diferentes modos de representación, entre los cuales sobresale el lenguaje. En esta, como en otras etapas, el lenguaje desempeña un papel crucial como instrumento regulador del pensamiento y también del comportamiento. Pero el lenguaje no es la única forma de representación y, por lo tanto, el dominio de otros códigos representativos, sean de las matemáticas, de la producción artística o de la expresión corporal, contribuyen tanto al desarrollo del pensamiento formal, como a una expresión y comunicación a la altura de las necesidades de los/as jóvenes.
Es también la etapa en el que ha de completarse la socialización de los/as estudiantes, su educación para una convivencia democrática, su acceso al patrimonio cultural y a los significados sociales.